Antecedentes de Resilient Children/Resilient Communities
Durante y después de los desastres, los niños y sus familias tienen necesidades únicas y específicas que pueden no abordarse adecuadamente en la planificación y respuesta ante emergencias. Como ejemplo, los estudios muestran que las barreras que impiden que los niños regresen a la escuela rápidamente después de un desastre pueden retrasar el retorno a la normalidad que los niños necesitan, y el impacto a largo plazo puede ser devastador. Regresar rápidamente a una rutina puede mejorar la recuperación de un niño y, al mismo tiempo, permitir que la unidad familiar atienda otros problemas de recuperación.
Todos los días, 69 millones de niños pasan el día en centros de cuido o en la escuela. A pesar de esto, estas instituciones que sirven a niños muchas veces quedan fuera de la ecuación de preparación y planificación. Es posible que no tengan los recursos ni la capacidad para dar servicios de refugio y evacuación seguros y no traumáticos, ni un apoyo crítico a corto y largo plazo para ayudar durante la respuesta y en una recuperación exitosa.
Destacando la Importancia
Según los datos del Informativo Anual de Desastres 2014, de Save the Children, si ocurre un desastre, 21 estados más el Distrito de Columbia carecen de estándares básicos de preparación para proteger a los niños en las escuelas y centros de cuidado infantil, y solo 4 de cada 10 familias estadounidenses tienen un plan para manejar una emergencia. Después del huracán Katrina, se necesitó la asombrosa cantidad de siete meses para reunir al último niño con su familia..
- Más de la mitad de las familias estadounidenses han sido afectadas por un desastre.
- El 42% de los padres no saben dónde encontrar a sus hijos si han sido evacuados.
- De cada $10 gastados en Subvenciones de Preparación de la Agencia Federal (Federal Agency Preparedness Grants), menos de un centavo se destina a actividades dirigidas a la seguridad de los niños
Construyendo Sobre la Investigación
Los estudios muestran que las barreras que impiden que los niños regresen a la escuela rápidamente después de un desastre pueden retrasar el regreso a la normalidad que los niños necesitan, y el impacto a largo plazo puede ser devastador. Regresar rápidamente a una rutina puede mejorar la recuperación de un niño y, al mismo tiempo, permitir que la unidad familiar atienda otros problemas de recuperación.
En uno de los estudios trascendentales del NCDP, del Estudio de Salud Infantil y Familiar de la Costa del Golfo (un estudio de 1.079 hogares en Luisiana y Mississippi después de Katrina, de 5 años de duración), se exploró la idea de que los niños son «barómetro de la recuperación». Si los niños están bien (apoyados, en la escuela, recibiendo los servicios necesarios, etc.), entonces es probable que a la comunidad en general le vaya bien en todas las fases de un desastre, particularmente durante la recuperación.
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